A Leo le gustan las personas de carácter fuerte, pero sólo en le medida que no son más fuertes que él. Por ello prefiere a las personas más dulces para formar pareja, a las más maleables para ser sus socios, y a las más pasionales para ser sus amigas. Y por ello rara vez se relaciona muy de cerca con un Géminis.
Leo ve en una persona del signo de Géminis a alguien demasiado complejo, demasiado duro, demasiado divagante, demasiado dominante… Es decir: a alguien que se le parece demasiado, y que por ello puede igualar o superar sus fuerzas. Y ese es un riesgo que Leo no puede permitirse.
Para Leo las personalidades dominantes es mejor tenerlas lejos, pues sin sus territorios y conquistas el León no es gran cosa.
¿Qué sería de él si Géminis le toma ventaja? ¿Si Géminis se decide a darle lecciones sobre la vida? ¿Si Géminis demuestra ser más interesante que él?
De ninguna manera, y por ello el amor por este signo está totalmente lejos de posibilidad alguna.
Para Leo es un juego en el que alguien protege y alguien es protegido: un punto intermedio es algo que para este tradicionalista de los roles es sencillamente inconcebible.
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